miércoles, 7 de mayo de 2014

Przesluchanie (Interrogation) 1989



Dirección:  Ryszard Bugajski

Guión: Ryszard Bugajski, Janusz Dymek

Nacionalidad: Polonia

Reparto: Krystyna Janda, Adam Ferency, Jenusz Gajos, Agnieszka Holland, Anna Romantowska



Desconocidísima película polaca que pone al descubierto la represión estatal comunista de los años 50 y que a causa de ello, debido a ser estrenada en 1989, estando Polonia todavía bajo el yugo soviético, fue inmediatamente censurada, consiguiendo su éxito en el festival de Cannes del siguiente año, donde su actriz principal Krystina Janda recibió el galardón a mejor actriz tras deleitar al jurado con una de las interpretaciones más entregadas y más inolvidables que un servidor ha tenido el placer de disfrutar.




Con un estilo bressoniano en un argumento con reminiscencias de Un condenado a muerte se ha escapado (1956) se nos muestra el calvario de una joven artista que sufre la paranoica acusación de conspirar contra el régimen, siendo por ello, sin prueba alguna que la incrimine, retenida coartando su voluntad y torturada con tal de conseguir confesiones falsas que rebajen su castigo. 


El abuso de poder desnuda a los seres humanos, enseñando como el poderoso abusará del débil, humillándolo hasta el punto de anularlo como persona inyectándole nihilismo por vía intravenosa hasta que renuncie a si mismo. El castigo ante su resistencia llevará a los verdugos a ingeniar distintas formas de martirio, buscando la traición de las amistades, la destrucción de cualquier atisbo de compañerismo que exista en el reo, haciendo lo posible por hallar la acusación recíproca, como les ocurrirá a los personajes de la novela 1984 de George Orwell.




Los personajes son enfocados en primeros planos, atrapados en unos cuatro tercios que los enjaula (de hecho en muchos de los planos los personajes no llegan a caber dentro del mismo), engendrando una sensación claustrofóbica en el espectador, que se siente agobiado por no caber en la celda junto a las demás prisioneras. Los interrogadores están tan cerca de la cámara que notas su aliento sobre ti, no dejándote relajar ni un solo segundo. La importancia del sonido es relevante para crear la atmósfera carcelaria, llena de silencios y ecos fríos de las llaves contra los barrotes a la vez que los gritos de sufrimiento destrozan la moral de las prisioneras.

La película se abre con música intradiegética, Antonina, llena de vida y de juventud, canta y baila con alegría mientras que sus preocupaciones no pasan de ser banales si las comparamos a lo que se le vendrá encima. Al final del film, tras todo un desarrollo sin música alguna, suena una pieza de piano triste y melancólica, la nueva vida de nuestra protagonista estará siempre marcada por lo que le han obligado a vivir, una herida que nunca cicatrizará pero que no por ello desistirá en su deseo de seguir adelante. 


Luis Suñer


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